EL FUNDADOR

Fundador del Instituto Secular Siervos del Sufrimiento es don Pierino Galeone.

Nació en San Giorgio Jonico (TA) el 21 enero de 1927 de Ciro y Grazia Perrucci, padres de probada fe católica y asidua práctica religiosa, fue bautizado en la Parroquia Santa María del Pueblo el día 24 de abril del mismo año.  A los cinco años se acercó a la Primera Comunión y el 11 de junio de 1933 recibió la Confirmación.

El clima familiar sereno y la sincera educación cristiana, alimentada de buenas obras y de oración, favorecieron rápidamente la toma de conciencia de su vocación sacerdotal.  A los diez años entró en el Seminario Arzobispal Menor de Taranto y a los quince pasó a aquél Regional de Molfetta.  En este período una grave enfermedad comprometió seriamente su presencia en el Seminario y modificó inesperadamente su historia de vida.

En esa difícil situación, de hecho, decidió acercarse en julio de 1947 a S. Giovanni Rotondo para obtener del fraile estigmatizado la curación.  La intervención del Padre Pío de Pietrelcina fué decisiva.  El joven Pierino recuperó repentinamente la salud, confortado por la promesa del Santo de volverse sacerdote.

El 2 de julio de 1950 fue ordenado sacerdote en la Parroquia María SS. Inmaculada, en S. Giorgio Jonico.
En 1952 inició su ministerio pastoral en la Parroquia S. María del Pueblo en S. Giorgio Jonico, primero como vice-párroco, luego como vicario ecónomo y, por consiguiente, del 9 de octubre de 1955, como párroco.

Su actividad apostólica estuvo siempre dirigida a la particular cura de las almas confiadas a él, sobre todo de los jóvenes, mediante la dirección espiritual, la atención a las vocaciones sacerdotales, la asistencia a las organizaciones laicales, la caridad hacia los enfermos y a los pobres.

En este contexto apostólico van colocados los orígenes del Instituto “Siervos del Sufrimiento”.  Diversos factores contribuyeron a la maduración del proyecto de fundación de una nueva familia espiritual: el ministerio de la predicación y de la dirección espiritual hacia jóvenes abiertos a la llamada del Señor, la profunda atracción hacia la espiritualidad de Padre Pío, las numerosas vocaciones juveniles, signo de la bondad del Señor, la valentía de los propios Obispos.  Entre estos elementos se impone en modo particular su personal inspiración para cumplir tal obra.

La espiritualidad de don Galeone es similar a aquella de su maestro, Padre Pío de Pietrelcina. La oración acompaña constantemente sus jornadas.  Grande es su devoción a la Virgen, humilde e incansable, lleva a todos el don de su palabra eficaz, para comunicar a Cristo todo entero. Impulsado por su ardor apostólico, viaja a menudo acercándose también a naciones lejanas para anunciar la riqueza y la eficacia del carisma de los Siervos del Sufrimiento.