Pensamiento

PADRE PIERINO: El humilde no se nota, no es tenido en consideración.  Luego es apreciado, admirado, escuchado y seguido.  El humilde con las obras conquista los corazones, vuelve visible la coherencia del ser y del hacer, del hablar y del callar.  En fin, te das cuenta de que es difícil imitarlo.

L’umile non viene notato, non è tenuto in considerazione. Poi viene apprezzato, ammirato, ascoltato e seguito. L’umile con le opere conquista i cuori, rende visibile la coerenza dell’essere e del fare, del parlare e del tacere. Infine, ci si accorge che è difficile imitarlo.

PADRE PÍO:

Invoca con frecuencia a este ángel de la guarda, a este ángel bienhechor, repite con frecuencia la hermosa plegaria: «Ángel de Dios, custodio mío: a mí, que he sido confiada a ti por la bondad del Padre del cielo, ilumíname, protégeme, guíame ahora y siempre». ¿Qué grande, mi querida Raffaelina, será el consuelo cuando, en el momento de la muerte, tu alma vea a este ángel tan bueno, que te acompañó a lo largo de la vida y que fue tan generoso de cuidados maternos? ¡Oh!, ¡que este dulce pensamiento te haga y te vuelva cada vez más aficionada a la cruz de Jesús, ya que es precisamente esto lo que quiere ese buen ángel! El deseo de ver a este inseparable compañero de toda la vida, encienda también en ti aquella caridad que te empuje a desear salir pronto de este cuerpo.
¡Oh, santo y saludable pensamiento el de querer ver a nuestro buen ángel! Lo es también el que debería hacernos salir antes de tiempo de esta cárcel tenebrosa en la que estamos desterrados. Raffaelina, ¿a dónde me vuela ahora el pensamiento? ¡Cuántas veces, ay de mí, he hecho llorar a este buen ángel! ¡Cuántas veces he vivido sin miedo alguno a ofender la pureza de su mirada! ¡Oh!, ¡es tan delicado, tan sensible! Dios mío, ¡cuántas veces he correspondido a los generosos cuidados más que maternos de este ángel sin señal alguna de respeto, de afecto, de reconocimiento!
(20 de abril de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 403)

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